2007: Islandia

Islandia, la tierra de hielo y fuego. Ubicada sobre la dorsal atlántica, por la que se separan a la deriva las placas continentales eurasiática y americana, y por cuyas fisuras el magma aflora a la superficie. Un país en constante transformación, con una intensa actividad geotérmica, y de una espectacular belleza natural: cascadas, volcanes, glaciares, desiertos, ríos de lava, fuentes de agua caliente, solfataras, fiordos, montañas de colores, paisajes lunares, musgo de color verde intenso. Con paisajes todavía semivírgenes, y con poca -aunque creciente- infraestructura turística.

Una de las guías de viaje ya advertía al lector que prosiguiera su lectura con cautela, puesto que muy pocos visitantes (si alguno) regresaban indiferentes de la isla, y para algunos incluso podría acabar resultando en adicción. Intuíamos que había mucho de cierto en ello: Habíamos visitado Islandia diez años antes, en 1.997, sin autocaravana y antes de nacer las niñas. Ahora regresábamos, con intención de repetir algunos parajes, ver otros nuevos, y gozar del placer de pernoctar ante determinadas cascadas. Sin embargo, aún antes de emprender este viaje del 2.007, ya estábamos pensando en repetir nuevamente Islandia como destino futuro, y realizar el popular trekking de 4 días entre Landmannalaugar y Þórsmörk, cuando las niñas tengan una edad más apropiada para ello.

Hacía un par de años que barajábamos la posibilidad de viajar al soñado destino, y nos decidimos más o menos al mismo tiempo que otras familias, con las que contactamos a través de foros de campismo en la red. Se definió un grupo de cuatro tripulaciones, con las mismas fechas de partida, formado por tres autocaravanas y una caravana. Nos autodenominamos los cat-islandeses. Otras familias con las que inicialmente mantuvimos contacto, no pudieron realizar este viaje en esta ocasión, y lo mantienen en su lista de proyectos futuros.