Austria en autocaravana
De la ópera de Bregenz a la feria del 4×4 en Valloire, pasando por Austria
Destino Austria.
2012, primer intento fallido. Abandono el entonces incipiente proyecto austríaco para pasar unos meses inmersa en los absorbentes preparativos de mi soñada quimera, Alaska. Con los que da al traste una súbita devaluación del euro frente al dólar. Y acabamos en… Suiza.
2014, segunda intentona austríaca. Desbaratada por el alquiler compartido de un catamarán en aguas croatas.
2016. ¡A la tercera va la vencida! Ponemos rumbo a Austria, esta vez sí. Aunque con matices. Faltaría…
1er. matiz: Las chicas prefieren las grandes ciudades. En eso, desde luego, no se parecen a los progenitores. Se impone un consenso negociado. Ya contaba con Salzburg, pero añado tres días completos en Viena, situada (cómo no) en el extremo más alejado del país. A cambio, me reservo un par de días para glaciares tiroleses.
2º matiz: Ida y vuelta pre-fijados. A la ida recalaremos en Bregenz, para asistir a la ópera. Este verano Turandot está en cartel, escenificada sobre un impresionante decorado, en las aguas del lago Constanza. Durante el viaje de regreso haremos escala en nuestro habitual destino navideño, Valloire (Alpes franceses), donde a finales de agosto se celebra una importante feria europea de 4×4. Billetes y reservas que convierten esas fechas en inamovibles.
3er. matiz, los antojos: David desea cenar en Gruyères, como ya hiciéramos en 2008. A mí me han hablado muy bien de las termas de Vals…Se imponen ida y vuelta por Suiza, pues. Evitando con ello el aburrido tramo Verona–Milán-Turín, que pese a ser el camino más rápido entre Austria y Valloire, se nos hizo largo-larguísimo en 2014.
Agítense todos los ingredientes y la maratón está servida. Cuando consigo darle forma, me agota el mero hecho de imaginarlo: Un rutómetro plagado de destinos muy turísticos, a (re)correr en tres semanas. En total competencia con los tour operadores, sus gigantescos autocares, y las hordas de viajeros. Lejos quedan el tranquilo verde y el frescor alpino….
Pocos días antes de partir, decido prescindir de algunos imprescindibles (cueva de hielo Eisriesenwelt, mina de sal Salzwelten, población de Hallstatt, mirador Five Fingers, cascadas Krimml, Swarovski Kristallwelten, etc.). Con ello gano otro par de días para la zona tirolesa. Lo que me alivia y satisface. Esta nueva versión es menos agobiante, más a nuestro gusto.
No se trata pues de un viaje iniciático. Le faltan muchos destinos de obligado cumplimiento. Tampoco es el slow-travel que nos habría gustado, recorriendo pausadamente unos pocos valles tiroleses (lo que de todas formas queda anotado en la libreta de “pendientes”, para algún futuro viaje). Se trata de un mix, un intento por satisfacernos a todos.
Ya de vuelta, las chicas se quedan, sin dudarlo, con Viena y Salzburg. David y yo, con la ópera de Bregenz, el teatro de marionetas de Salzburg y la carretera glaciar del valle de Kaunertal, entre otros. A los peludos les ha gustado todo. Pero están agotados, debido a los círculos de 20 fotógrafos que se montan a su alrededor en las grandes ciudades. Como dice Aina, eso sí que es ser “popu”, y el resto son tonterías. Quizás el próximo verano opten por venir de incógnito…